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lunes, 5 de marzo de 2018

8 de marzo, material para analizar y debatir




Los pies vendados de las niñas chinas









La leyenda más popular dice que, un día del siglo X, una cortesana del palacio imperial, famosa por su belleza y su talento al bailar, recibió la orden de preparar una danza para deleite del emperador Tang Li Yu y en honor de los espíritus. Se mandó a construir para ella un piso hecho de lotos de oro donde pudiera ejecutar su danza. Se le adornó el cuerpo con las más esplendorosas joyas y se le vendaron los pies imitando la forma de la media luna. Queriendo imitar su belleza, todas las mujeres de la corte y del resto del imperio vendaron sus pies y los de sus hijas, y los de casi mil millones de chinas que nacieron después de ellas.
Esta práctica ha estado vigente por al menos 2.000 años. El proceso de vendaje empezaba cuando las niñas tenían entre 4 y 6 años, y era realizado por la madre. Los pies eran puestos a remojo en agua con algunas hierbas, para eliminar todos los restos de pieles muertas, y las uñas se cortaban tanto como era posible. No superar los siete centímetros de pies era lo establecido. Después de un masaje, los 4 dedos más pequeños se rompían. Luego, se vendaban con seda o algodón empapado en líquido, apretando los dedos contra el talón.
Cada dos días se retiraba el vendaje y se volvía a realizar. El proceso duraba dos años. Para entonces, los pies medían sólo unos diez centímetros. Las únicas partes en contacto con el suelo eran su calloso talón y el dedo gordo. Aunque parezca increíble, estos pies fueron por cerca de un milenio el más oculto tesoro de las mujeres chinas y el más soñado placer de sus hombres. Para que los pies se convirtiesen en ‘loto dorado’-obra de arte y objeto de deseo, debían medir sólo siete centímetros y reunir las siguientes características: ser delgados, pequeños, puntiagudos, arqueados, perfumados, suaves y simétricos.



Casas para engordar futuras esposas en Mauritania


En Mauritania, a las niñas y mujeres más gordas se las considera bellas, ricas y adaptadas socialmente mientras que a las delgadas, inferiores y una vergüenza. Por ello, es tan importante para las niñas ser gorda que quienes son delgadas son enviadas a un campamento de verano para subir de peso. Según una tradición conocida como Leblouh, desde los cinco años, se someten a este cruel proceso en el que las obligan a comer para ganar kilos. Las prácticas obligatorias implican el consumo de cantidades enormes de comida y, si es necesario, la provocación de vómitos para seguir ingiriendo alimentos. La tradición mauritana dice que el tamaño de una mujer indica el espacio que ocupa en el corazón de su marido.

‘Mujer de ...’ en Afganistán

En la sociedad patriarcal de Afganistán las mujeres no tienen nombre. Son “la esposa de”, “la madre de”, “la hija de”... Invisibles incluso en sus tumbas o en los certificados de nacimiento de sus hijos. “A lo largo de la historia, los nombres de las mujeres han sido eliminados sistemáticamente”, constata la poetisa afgana y consejera en el Gobierno regional de la provincia de Herat, Somaia Ramish. “En muy pocas familias se llama a una mujer por su verdadero nombre, ya sea dentro del hogar o fuera de él”, explica.

Como consecuencia, la mitad de las 30 millones de personas que viven en el país de mayoría musulmana vive bajo el yugo del anonimato. Ellas no son nadie. “Son propiedad de los hombres”, escribe la poetisa. Y añade que en la sociedad afgana se ha llegado al punto de que algunas mujeres olvidan su nombre, o el de sus madres o hermanas, o bien sienten vergüenza al decirlo en voz alta. Asimismo, “los hombres se sienten infieles a la religión si llaman a sus mujeres por su nombre en público”, señala a LaVanguardia.com Tahmina Arian, una de las creadoras de la campaña #Whereismyname (Dónde está mi nombre) que en los últimos meses ha rodado por las redes sociales.

Desfile de Alarde (Irún)

El desfile de armas que se celebra en Irún el 30 de junio, día de San Marcial, fiesta de la ciudad, conmemora la victoria de las tropas irunesas sobre las francesas durante la madrugada del 30 de junio de 1522. La batalla, que tuvo lugar en la Peña de Aldabe de Irun, formó parte de una serie de ofensivas francesas cuyo objetivo era controlar la zona fronteriza del Bidasoa.

Desde hace 20 años es una celebración polémica. Justo hace dos décadas un juez tuvo que ordenar que estos desfiles pudieran ser hechos tanto por hombres como por mujeres, pero su sentencia no puso igualdad a la disputa, hubo enfrentamientos entre los propios vecinos y aún a muchos les sigue sin gustar la no exclusión. Incluso había mujeres que daban la espalda a las que desfilaban para ningunearlas.

Además mientras que al desfile tradicional que solo permite a las mujeres participar como cantineras y las excluye como soldado, acuden más de 16.000 personas al mixto llegan a 1.000. De ahí que también los vecinos llenen los balcones para ver a los hombres, no así al de las mujeres. La discriminación la cierra el propio alcalde (socialista) José Antonio Santano quien sólo asistió al masculino y les recibió a ellos en el ayuntamiento.


CANCIONES INFANTILES